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A THOUSAND SPECIES OF FLOWERS

Nature gives us shapes, colors, aromas, sounds and textures, I materialize them to create this collection of flowers made in bronze, painted with natural oxides and river pearls.

Combinable and subtle, refined and delicate. For original, elegant women who seek to highlight their style with unique design objects.

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FLORES. MIL AROMAS Y COLORES.

¿Qué nos pasa cuando conectamos con la naturaleza? Los sentidos se agudizan. El cuerpo recuerda. Sentimos el fresco del pasto bajo los pies descalzos, la humedad tibia de la tierra, el crujido de las hojas, la textura de las plantas que acariciamos: suaves, ásperas, punzantes. Una flor puede oler a infancia, a verano, a la casa de la abuela, a una esquina de mi ciudad, a un momento preciso que no sabíamos que habíamos guardado. La naturaleza no sólo nos rodea: nos habita. Y en mi caso, también me guía para crear. Vivir cerca de la naturaleza me transformó. Las experiencias, los paisajes, las caminatas entre árboles y flores me enseñaron a mirar con otros ojos. Y hoy, todas esas vivencias se filtran en lo que hago: joyas contemporáneas inspiradas en flores, diseñadas y creadas a mano en mi taller con técnicas artesanales que he desarrollado con los años, donde corto, cincelo, moldeo y doy color al metal para poder contar historias y experiencias. Mis colecciones de joyería contemporánea floral no sólo reproducen formas vegetales. Cada flor, cada pendiente, cada anillo nace de una experiencia, de algún recuerdo. Son el fruto de cada caminata por el jardín, la recopilación de trazos que voy juntando en mis bitácoras que me acompañan en mis viajes por el mundo. Algunas flores las conocí, conviví con ellas. Otras me las crucé solo una vez. Hay muchas que nunca existieron: nacieron de la imaginación, de una sombra reflejada en una pared, de una gota que cae en la ventana y se transforma en un pétalo, de un recorte en papel o un corazón que da origen a una próxima flor decorativa. Y entonces me pregunto: ¿Cuántas flores podemos inventar? ¿Cuántas podemos transformar en joyas? ¿Cuántas miles de especies florecen cada día en este mundo que habitamos? ¿Cuántas me crucé y cuántas me faltan conocer y descubrir? Las flores han sido símbolo en todas las culturas. En la mitología griega, la anémona nace de la sangre de Adonis; en muchas tradiciones indígenas latinoamericanas, las flores son ofrenda, medicina, vínculo con lo sagrado. Son lenguaje cuando no sabemos cómo decir. Representan amor, duelo, celebración, resistencia. Algunas son medicina, otras tintes y alimentos. En mi trabajo como diseñadora de joyas florales recojo esas memorias y significados, y los traduzco en piezas que puedan acompañar a otras personas en su camino. Quiero que mis joyas inspiradas en flores no sean solo adornos, sino que funcionen como talismanes, como mapas emocionales, como formas de conectar con lo esencial. Trabajo con plata, latón, esmaltes, acuarela sobre metal. Cada técnica tiene su tiempo, su ritmo, su gesto. Cada joya que hago está hecha a mano, sin moldes industriales, una por una. Es un proceso lento, personal y honesto. Me interesa que cada pieza sea un amuleto: algo que no solo adorne, sino que conecte. Que cuide. Que recuerde. Cada una de mis flores, cada una de mis joyas es única, porque una gota de acuarela no cae siempre igual, porque cada pincelada representa un momento. Al igual que cada flor y cada hoja que encontrás en tus paseos por el bosque, nunca vas a encontrar dos iguales. Y no hay entre mis colecciones dos joyas iguales. La colección Margarita nació para mi madre. Se llama así por ella. Fue mi forma de tenerla cerca, de sentir su presencia del otro lado del mar. Una flor sencilla y poderosa, como el amor que no necesita adornarse para ser fuerte. Las margaritas siempre me parecieron amuletos de infancia, de certezas suaves. Esta colección la diseñé para tener a mi mamá más cerca en mis aventuras por el mundo. Es una forma de llevarla conmigo, de recordarla, de sentirme sostenida. La colección Hortensia es un recuerdo de infancia. El jardín de mi abuelo era una selva de hortensias. Blancas, lilas, violetas, azules. Las miraba desde abajo y me hipnotizaban con su geometría perfecta. Sus hojas verdes, grandes, fuertes. Las hortensias tienen algo mágico: pueden cambiar de color según el suelo donde crecen, como si se adaptaran al mundo sin dejar de ser ellas mismas. Eso también me inspiró: la capacidad de transformación sin perder la esencia. Me siento una de ellas, hoy en tierras lejanas a donde naci, me adapto, me transformo pero no pierdo mi esencia. Hoy, esa colección se convirtió en una de las más queridas: un homenaje al misterio, la adaptabilidad y la belleza de lo diverso. La colección Amapola fue una experiencia profundamente especial. Fue una flor creada junto a mi comunidad. A través de redes sociales, fuimos eligiendo juntas su forma, sus colores, su tamaño, sus detalles. Esa joya no es solo mía: es el resultado de muchas voces, ideas, deseos. Es una forma de diseñar que habla de mi visión del mundo: lo colectivo por encima de lo individual. Porque crear con otras no solo enriquece el resultado, sino que lo hace más real, más vivo, más fuerte. Es una postura política que refuerza los lazos sociales y que nos recuerda que juntas es mejor que solas. Esta colección también refleja el modo en que entiendo el diseño contemporáneo: como una conversación, como un tejido de historias. En un mundo marcado por la producción masiva, elegir una joya artesanal y colectiva es, también, elegir otra forma de vincularnos. Mis joyas florales juegan con los colores, con lo figurativo, con lo que remite al cuerpo, a lo humano, a lo que emociona. Me interesa el detalle, pero también la potencia del conjunto. Algunas piezas son grandes, atrevidas, otras pequeñas y delicadas. Pero todas nacen del mismo deseo: acompañar. Trabajo bajo una filosofía slow fashion, con procesos éticos, sostenibles y personalizados. Utilizo materiales nobles y duraderos, y cada colección lleva meses de trabajo y reflexión. Creo en una joyería consciente, atenta a su entorno, que no busca modas efímeras, sino vínculos duraderos. Cada pendiente, cada broche, cada anillo que creo desde mi taller en Europa, está en diálogo con la naturaleza. Con el mar Mediterráneo que me rodea. Con los cielos amplios, con la memoria de mi tierra argentina, con las raíces indígenas que llevo en la sangre. En ese cruce de culturas y paisajes florecen mis colecciones: como una ofrenda de belleza, como una manera de resistir a la velocidad y la desconexión. Cada pendiente floral, cada anillo con forma de hoja, cada collar pintado a mano lleva algo de mí y algo de la tierra que me sostiene. Lleva tiempo, atención y mucho amor. Si estás buscando joyería contemporánea hecha a mano, si querés una joya floral única, si valorás el trabajo artesanal y los procesos conscientes, esta es tu casa. En las bodas y celebraciones importantes, las flores han sido siempre símbolo y significado. Desde tiempos ancestrales, elegir una flor es elegir una forma de decir lo que a veces no sabemos cómo poner en palabras. Representan amor, unión, transformación, memoria, deseo, renacimiento. En muchas culturas, las flores se utilizan para bendecir los nuevos comienzos, para proteger, para celebrar lo que florece y también para acompañar lo que se despide. Una rosa puede hablar del amor apasionado, del fuego que enciende. La flor de azahar simboliza la pureza y la promesa de futuro. Las margaritas, la inocencia y la ternura. Las calas, la elegancia y la fuerza silenciosa. Las amapolas, la entrega, la libertad, el recuerdo. Y muchas veces, más allá del significado tradicional, hay flores que representan algo íntimo, propio: un jardín de infancia, una estación favorita, una persona amada. En la cultura japonesa, por ejemplo, existe un arte ancestral llamado hanakotoba, el lenguaje de las flores. Allí, cada flor comunica una emoción o un mensaje secreto: los cerezos en flor (sakura) representan la belleza de lo efímero, recordándonos que todo florece y también pasa; las peonías, la prosperidad y el respeto; las camelias, el amor que es valiente y silencioso. Durante el hanami, la contemplación de los cerezos en primavera se transforma en un ritual colectivo, una forma de honrar lo bello y transitorio. Esa visión, donde lo simple y breve es también lo más valioso, me inspira profundamente al crear. Si estás por casarte, si querés hacer un regalo significativo o marcar un momento vital —un nacimiento, un aniversario, una despedida o un nuevo comienzo—, podés elegir una flor que te represente, que te conecte con tu historia. En mi taller la convertiremos en joya, pétalo por pétalo, forma por forma, con la atención y el cuidado que merece lo único. Porque no se trata solo de llevar algo bonito, sino de llevar algo que te diga, que te cuide, que hable por vos. Una joya hecha especialmente para ese instante que vas a recordar por siempre. Estas flores no necesitan ser regadas. Si bien resistirán a la humedad ocasional, el contacto constante con el agua puede afectar el color o el acabado de algunas piezas. Por eso, recomendamos guardar tus joyas en un lugar seco, evitar perfumes o cremas directamente sobre ellas, y tratarlas con el mismo cuidado con el que cuidarías una flor delicada que te acompaña en el tiempo. Además, muchas clientas me preguntan si pueden personalizar sus joyas. ¡Claro que sí! Partiendo de nuestros diseños podemos adaptarlos al gusto de cada persona, llevándolos a un accesorio distinto. Por ejemplo: ¿te gustan los pendientes girasol pero los querés en forma de collar? Podemos darle el tamaño que vos quieras y el color que más te guste. Tu flor, a tu manera. Además de flores como margaritas, hortensias o amapolas, también trabajo con girasoles, cactus, lilas, flores salvajes, bignonias, hojas de parra y muchas más. Y no están solas: entre nuestros diseños también hay abejas, colibríes, grillos y pequeños seres que hacen que el jardín funcione en armonía. Porque toda flor tiene su comunidad. En un mundo saturado de objetos sin alma, mi propuesta es simple: volver a lo esencial. Escuchar lo que la tierra nos dice. Hacer florecer nuestros recuerdos. Crear joyas que abracen, que cuiden, que acompañen. Que sean testigos de nuestras transformaciones. En mi tienda online vas a encontrar joyas florales hechas a mano, pendientes únicos inspirados en flores reales e imaginadas, anillos botánicos, collares llenos de color. Cada pieza cuenta una historia. Y tal vez alguna de ellas se cruce con la tuya. Recordá que todo lo hacemos a pedido. Los tiempos de producción son lentos, y tanto vos como otras personas están esperando por sus joyas. Te pido paciencia y tiempo para poder desarrollarla. No nacen de un día para el otro. Tienen que florecer: primero un brote, luego agua, amor, paciencia… y de a poco, la joya cobra vida. Si necesitás tu flor con urgencia, escribinos y te contamos qué tenemos disponible. Tal vez es una época del año donde hay pocas flores listas para salir del taller, pero en otros momentos el jardín necesita más tiempo y horas de cuidado. Tenelo en cuenta para que tu experiencia con nosotras sea grata :) Descubrí la colección completa en www.mariarosua.com, elegí tu flor y dejá que florezca con vos. Bienvenida

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